Camino de los Arrieros, Camino por Zas-Brandomil, Camino por O Courel… Galicia se llena de falsos Caminos -¡incluso hay una Vía Céltica que asegura que había una ruta jacobea desde los puertos de la Costa da Morte!- sin el mínimo soporte histórico, basándose tan solo en la existencia de hospitales de pobres y peregrinos (como todos en toda Europa, sin que eso indique que se dirigieran a Santiago, por supuesto) y de iglesias puestas bajo la advocación de Santiago. El objetivo: coseguir dinero de la Xunta de Galicia para promoción de sus zonas y la construcción de infraestructuras de acogida. O en otras palabras, matar la gallina de los huevos de oro. Porque en el 2021, con todos los problemas de la pandemia, los Caminos de Santiago regaron el mundo rural gallego con 70 millones de euros, como publicó La Voz de Galicia.
Como ejemplo de lo anterior, los promotores de una ruta turística a la que denominan Camino del Mar en el que se presentan los innumerables atractivos turísticos de toda A Mariña de Lugo y parte de la costa coruñesa sin que se muestre nunca ese supuesto camino, que en realidad no existe. Quizás los dos segundos que en el minuto 8.59 recogen la imagen de un sendero se refieran a ese itinerario. Tampoco muestran peregrino y símbolo jacobeo alguno, y el único que aparece es un marco señalizador de otro camino, realmente muy bonito pero que no tiene nada que ver con el jacobeo, que es el de San Andrés de Teixido, adonde «vai de morto que non vai de vivo», como dice la tradición.
Mención aparte merece la Iglesia católica. El exdeán Segundo Pérez, ahora al frente de la Oficina del Peregrino (cuya rehabilitación rondó los tres millones de euros, costeados con impuestos), da la compostela a quien haya caminado cien kilómetros y haya acabado en la catedral de Santiago, algo en lo que fuentes de la Xunta que piden no ser identificadas calificaron de «poco cordial, no porque lo haga sino porque no cuenta con nosotros para nada».